La adicción a la marihuana es la dependencia que el organismo crea hacia el consumo de las hojas secas de cannabis sativa o cannabis indica, las cuales contiene tetrahidrocanabidol (THC), una sustancia que modifica el sentido de la percepción al afectar al funcionamiento cerebral. Esto la transforma en una droga.
Adicción a los porros/churros de marihuana. Como droga puede ser consumido de tres maneras diferentes:
El THC constituye una sustancia química que produce alteraciones mentales cuando, a través de la sangre, llega al cerebro.
Para ello, quienes consumen marihuana pueden fumarla en forma de porros (entonces pasa de los pulmones a la sangre). O mezclada con comidas o ingiriéndola en infusiones (pasa del estómago a la sangre). En este caso, el organismo la absorbe más lentamente.
La pérdida de autoestima, pérdida de memoria, ausencia de hambre y sueño, entre otras secuelas son las más comunes a medio y largo plazo.
Cuando llega al cerebro a través del torrente sanguíneo, el THC actúa sobre células receptoras específicas que están preparadas para reaccionar a sustancias similares que el propio organismo produce. La diferencia es que estos químicos naturales los produce el cerebro de una forma equilibrada, según requiera el organismo. Cuando consumimos marihuana estamos inoculando estas sustancias de forma exógena y desequilibrando el funcionamiento natural.
Así, el THC repercute sobre estas células provocando una sobreestimulación de ciertas partes del cerebro y generando en la persona consumidora un efecto «placentero» con indudables consecuencias.
Cuando la persona se vuelve adicta a la sustancia, resulta difícil dejar la marihuana de un dia para el otro sin sufrir un síndrome de abstinencia al cannabis. Una serie de síntomas físicos y emocionales desagradables que resultan inevitables en cualquier tratamiento de desintoxicación.
En Clínica Santuario Podemos Ayudarte a que recupere su vida. Acércate con uno de nuestros especialistas en adicciones.
Número de ayuda: +52 (492) 180 9234
El cannabis se cumula en el cerebro y el organismo puede tardar hasta 3 meses en eliminar el 100% de la sustancia. Es decir, que es de difícil eliminación: si alguien consume cada fin de semana de forma recreativa, estará acumulando la sustancia progresivamente en su cerebro. Esa acumulación de cannabis produce efectos nocivos en la persona.
Entre las consecuencias a corto, medio y largo plazo, de fumar porros o consumir cannabis por otra vía, están:
Si lo hacen desde temprana edad, las personas pueden ver reducidas sus capacidades cognitivas, pues el THC afecta al desarrollo del cerebro. Y lo cierto es que fumar porros es una de las formas más comunes de drogarse entre las personas adolescentes y jóvenes, junto con la ingesta de alcohol.
El consumo de cannabis se ha popularizado en todas las edades, pero sobre todo entre los jóvenes. Una de las creencias que han colaborado con esta popularización, además de constituir una droga más barata que otras, consiste en presentarla como una droga “blanda”.
Pero la diferenciación entre blandas y duras constituye un error, pues todas las drogas conllevan la posibilidad de generar adicción.
De hecho, más allá de cantidades y frecuencias de consumo existen dos factores que hay que tener en cuenta para decir si una persona es adicta. La sensación de depender de algo para «sentirnos bien» y poder «llevar nuestra vida», representa un elemento clave para el diagnóstico. Si consumimos poco de lo que sea porque no sabemos “estar” sin hacerlo en esos momentos determinados (de diversión, de estrés…), nos encontramos frente a una actitud adictiva.
A medida que el cerebro se va acostumbrando a recibir una dosis de THC, necesitará aumentarla para conseguir el mismo efecto sensorial. Y esto conduce al organismo, lenta pero inexorablemente, a generar adicción a los porros de marihuana.
Por otra parte, el consumo de cannabis está sujeto a la variable de tolerancia, como otras drogas. A medida que el cerebro se va acostumbrando a recibir una dosis de THC, necesitará aumentarla para conseguir el mismo efecto sensorial. Esto hace muy difícil controlar el consumo y conduce a la dependencia.
Depender del cannabis conlleva las resignaciones y pérdidas de cualquier adicción. Esta dependencia implica perder la libertad de elegir, actuar de forma hipersensible, dañar a nuestro cerebro, nuestro organismo y las relaciones familiares.
La adicción a la Marihuana/Cannabis se supera con la ayuda adecuada.
Avalados ante la CONADIC y COFEPRIS, por aprobar las normativas y los estándares regulados como una de las mejores clínicas en el cuidado humano, sanitario y áreas seguras.
Copyright © 2024 Todos los derechos Reservados.