La salud mental juvenil es un tema urgente y muchas veces ignorado. Trastornos como la ansiedad, depresión, trastorno bipolar, TDAH o trastornos alimentarios afectan a millones de adolescentes y jóvenes en todo el mundo. Como adultos, padres, educadores o simplemente personas cercanas, muchas veces nos preguntamos: ¿cómo puedo ayudar de verdad?.
Este artículo reúne 15 consejos detallados y empáticos para apoyar a jóvenes que enfrentan trastornos mentales, y contribuir a crear un entorno seguro, comprensivo y saludable.
1. Escucha sin juzgar ni interrumpir
Cuando un joven decide hablar de lo que siente, lo más valioso que puedes ofrecerle es tu atención plena. Evita interrumpir con consejos apresurados o juicios. Escucha con empatía, sin minimizar su dolor. A veces, solo necesitan saber que alguien los toma en serio y los acepta sin condiciones.
2. Infórmate sobre el trastorno específico que enfrenta
Cada trastorno mental tiene sus características y desafíos particulares. Informarte sobre lo que implica la depresión, el trastorno de ansiedad, el TDAH u otro diagnóstico te permitirá entender mejor cómo se siente el joven y qué tipo de ayuda puede ser más adecuada. Evita recurrir a mitos o estigmas que solo generan más confusión o culpa.
3. Valida sus emociones, aunque no las comprendas del todo
Aunque no compartas sus sentimientos o reacciones, eso no significa que no sean reales o importantes. Frases como “eso no es para tanto” o “tienes que ser más fuerte” pueden ser muy dañinas. En su lugar, utiliza expresiones como: “entiendo que esto te duele” o “me importa cómo te sientes”.
4. Fomenta una rutina estable y saludable
Los jóvenes con trastornos mentales se benefician de tener rutinas que les brinden estabilidad. Ayúdalos a establecer horarios regulares para dormir, alimentarse, estudiar y realizar actividades recreativas. Esto no solo mejora su bienestar físico, sino también su equilibrio emocional.
5. Establece límites claros, pero siempre con afecto
Poner límites no significa ser autoritario, sino protegerlos con amor. Establecer normas saludables en casa, con flexibilidad y diálogo, puede ayudar a reducir el caos mental y emocional. Es importante que sientan estructura sin sentirse castigados.
6. Evita presionarlos a “mejorar” rápido
La recuperación en salud mental no es lineal. Presionarlos con frases como “ya deberías estar bien” o “tienes que poner más de tu parte” puede aumentar su ansiedad. En su lugar, muestra tu disposición a acompañarlos a su ritmo, celebrando cada pequeño avance.
7. Promueve actividades que les permitan expresarse
Muchos jóvenes encuentran alivio en formas creativas de expresión: pintar, escribir, tocar un instrumento, hacer deporte o meditar. Estas actividades no solo ayudan a canalizar emociones, sino que también fortalecen su autoestima y sentido de identidad.
8. Busca acompañamiento profesional lo antes posible
Si bien el apoyo familiar es fundamental, un profesional de salud mental (psicólogo, psiquiatra, terapeuta) es quien puede proporcionar el tratamiento adecuado. Puedes ayudar facilitando el acceso a estas consultas y acompañándolos si lo necesitan, sin imponerlo.

9. No personalices sus cambios de humor o comportamientos difíciles
Durante una crisis emocional, es posible que actúen con agresividad, indiferencia o tristeza profunda. Recuerda que muchas veces no es algo que controlen plenamente. Intenta no tomarte estas reacciones como algo personal, y mantén una postura comprensiva.
10. Habla de salud mental sin tabúes ni prejuicios
Romper el silencio es esencial. Hablar abiertamente sobre la ansiedad, la depresión o el suicidio no promueve el problema: lo visibiliza. Normaliza la conversación y muestra que pedir ayuda no es un signo de debilidad, sino de fortaleza.
11. Acompaña desde la presencia, no desde el control
El control excesivo genera rechazo. En lugar de supervisar cada paso, busca formas de estar presente: una charla breve, compartir una comida, preguntar cómo se sienten. Mostrar interés sin invadir es la mejor forma de fortalecer la relación y construir confianza.
12. Ten paciencia, incluso cuando parezca que no hay avances
A veces parece que todo está igual o peor, pero no olvides que incluso en silencio puede haber procesos internos ocurriendo. La paciencia, el respeto y la constancia son pilares del apoyo emocional efectivo. Estar allí, sin exigir ni rendirte, tiene más valor del que imaginas.
13. Ayúdalos a descubrir y reconocer sus fortalezas
Muchos jóvenes con trastornos mentales tienen una visión negativa de sí mismos. Ayúdalos a identificar lo que hacen bien, sus talentos, logros o cualidades positivas. Evita compararlos con otros, y celebra cada paso que den, por pequeño que parezca.
14. Actúa con firmeza ante señales de alerta graves
Si percibes señales de autolesión, pensamientos suicidas o conductas peligrosas, no lo ignores. Busca ayuda inmediata con un profesional, línea de emergencia o centro de salud. Más vale exagerar una reacción que lamentar no haber actuado a tiempo.
15. Cuida tu propia salud mental también
Apoyar a alguien con un trastorno mental puede ser emocionalmente exigente. Es importante que también cuides de ti mismo: habla con alguien, descansa, realiza actividades que te reconforten. No puedes ayudar bien si tú estás emocionalmente agotado.
Conclusión
Apoyar a jóvenes con trastornos mentales no requiere ser experto, pero sí ser humano, empático y constante. Conocer, validar, acompañar y respetar son los pilares de una relación que puede marcar la diferencia entre la soledad y la esperanza.
Recuerda: no estás solo en este proceso, y ellos tampoco deberían estarlo.